Visto así, el título me ha quedado muy agresivo, pero si  T5 consigue esos índices de audiencia siendo sensacionalista, porque no lo voy a conseguir yo 😉

Quiero anticiparme a los ardores de estómago de algunos aclarando que este post no va dirigido a nadie en concreto; al meno no todo.

No sé si es culpa de la crisis, que nos descoloca un poco a todos, o simplemente esto pasó siempre y no me he dado cuenta hasta ahora, pero muchos empresarios son o se comportan como el calificativo del título: mierder. Y voy a demostrarlo con argumentaciones.

¿Conoces el efecto boomerang?

Este efecto se puede aplicar a múltiples situaciones. Me voy a centrar en la que me trae al caso: la del empresario que se sirve de redes sociales (principalmente twitter) para propagar los errores y los fallos de sus competidores. Aprovechan cualquier noticia, cualquier comunicado a clientes, cualquier tuit o post en la que se habla/informa de un fallo, para propagarlo como queriendo poner en evidencia lo malos que son sus competidores con la esperanza de que su propia empresa, producto o servicio se vea reforzado frente a ellos.

¿Realmanete crees que es así como vas a conseguir clientes, como vas a conseguir aumentar las ventas?. Pues lo llevas claro. Primero porque estás dando una patética imagen de desesperado, segundo porque los chivatos, de toda la vida, resultan repulsivos, y tercero porque estás demostrando que ni tus estrategias de marketing, ni tus productos o servicios, están dando los resultados que sí esperas obtener ensuciando a los demás. Peeeggg, error.

Que los demás sean malos, no significa que tu seas mejor

Y te estás arriesgando a padecer el efecto boomerang: que cuando tu, tu empresa, tu producto/servicio, cometas un error, tus competidores se cebarán sobre ti como hienas rabiosas y verás cuánto te gusta verte en sus tuits. Y con razón.

Falsas recomendaciones o por el interés te quiero Andrés.

Otra cosa que he visto en algún empresario para definirlo como mierder, es el intercambio de favor por mención. Como lo cuento. Cosas como «te lo hago gratis pero a cambio me haces una buena mención en twitter» o «esto costaría tanto pero te lo dejo en tanto y ya me harás una buena recomendación en facebook».

Primero, si le haces algo gratis a tu cliente será porque tu cliente se lo merece o simplemente porque sabes mimar y fidelizar a tus clientes y entonces ya no tendrías porqué darte por aludido. Lo mismo si aplicas un descuento, o lo que sea. Cualquier cosa que hagas no tiene porqué ser a cambio de una recomendación o que tu cliente te endulce el oido.

Si lo has hecho bien, si has cuidado y mimado a tu cliente, la recompensa que más te ha de interesar es su fidelidad.

Y si además el cliente tiene a bien recomendarte, pues perfecto, eso que te llevas. Pero no porque sea consecuencia de un burdo trueque.

Mando y ordeno. En mi casa mando yo.

Me parece muy bien que como empresario, la última palabra sea la tuya. Para eso has tenido lo que hay que tener (y lo que no, lo has pedido prestado) para crear tu empresa, contratar personal y llevarla hasta donde la has llevado, si es que ha llegado a algún sitio.

Pero cuando tus clientes prefieren hablar con tus empleados que contigo, cuando son tus clientes por tu producto o servicio, quizá debas apartarte y dejar que sean tus empleados, o tu producto o servicio los que marquen la relación con tus clientes.

Ah claro, es que tus empleados son unos cabrones que te cuestan una pasta en sueldos y seguros sociales, que sólo están ahí por el dinero y que encima tienen vacaciones… Pero resulta que son los que hacen que tus clientes sean eso, tus clientes,  o que tu producto funcione o que tu servicio sea bueno. Si no eres capaz de tener claro que lo importante es una empresa es el cliente, el producto, el equipo y los números, eres un empresario mierder. Porque un producto regular puede ser percibido como bueno gracias a la labor del equipo, y porque los números salen si el equipo hace bien su trabajo y además el producto es bueno. ¿Te das cuenta que no sales en este juego?. Claro que es bueno -o incluso imprescindible- que haya un buen capitán dirigiendo ese equipo, o que un producto se asocie con el buen nombre de un empresario, pero para eso hay que saber ser empresario. Y un buen empresario no debe ver a su equipo como unas sanguijuelas, ni a sus clientes como alguien a quien se les hace favores teniéndolos como clientes.

Si tus clientes lo son porque están contentos con tu equipo, más te vale tener contento a ese equipo y no inmiscuirte en decisiones que puedan romper ese equilibrio.

Suelo decir que un buen empresario no tiene que ser el mejor en su negocio, sino el que sabe rodearse de los mejores.

Un director financiero diría que lo importante son los resultados; los números. Yo suelo decir que es al revés, que los números son los resultados a los que se llega fruto de la labor de un equipo, de la calidad de un producto o servicio, y de lo conexionado que se mantenga ese binomio gracias a la labor de un buen dirigente.

El regalo para el nuevo, el envoltorio para el viejo.

Esto también es muy habitual. Empezó por las operadoras de telefonía y se ha extendido como una plaga por el resto de empresas. Es la estrategia de ofrecer algo gratis, o condiciones ventajosas, a potenciales clientes, olvidando a los  que ya lo son.

El cliente fiel es el mayor tesoro de una empresa. Ya sabes cómo es, cómo se comporta, qué necesita. Sabes que está ahí. El cliente potencial es un gran desconocido que no sabes siquiera por cuanto tiempo será cliente. Y recuerda que no hay mejor publicidad que el boca a boca, por tanto la recomendación que pueda hacer un cliente de X años no tendrá el mismo peso que la que haga un cliente recién llegado.

Así les va a las operadoras de telefonía. ¿Quieres seguir por ese precipicio?.

A veces queremos ampliar cuota de mercado sobre una base sólida sin darnos cuenta que esa nueva cuota puede desestabilizar la base.

A medida que se incorporan nuevos clientes, ha de ir reforzándose la fidelidad de los que ya tenemos.

Mima a tus clientes, porque ellos son la columna vertebral de tu negocio. Fideliza a los que tienes antes que captar a los que no conoces. Dialoga, negocia y cumple. Recuerda que de vez en cuando hay que ceder, hay que dejar de ganar para no perder. Y por favor, deja de ser caprichoso e impetuoso y medita las cosas antes de hacerlas.

Todo esto viene muy bien cuando tienes que mentorizar a emprendedores, pero cuando se lo tienes que decir a empresarios con docenas de años de experiencia, pues rechina.

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